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26 Oct 2020

El catedrático y escritor Fernando Vallespín analiza el panorama social y político actual

Hoy ha comenzado la segunda semana del webinar «Construyendo el futuro en tiempos de crisis»

El catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, expresidente del Centro de Investigaciones Sociológicas y director del Instituto de Investigación Ortega y Gasset, Fernando Vallespín, ha sido el encargado de abrir las conferencias que esta semana organiza la Fundación General de la Universidad de Málaga (FGUMA) bajo el paraguas del webinar «Construyendo el futuro en tiempos de crisis».

La coordinadora académica de Formación Continua de la FGUMA, Mar Soto, ha dado la bienvenida a los cerca de cincuenta espectadores y ha moderado el debate posterior a la charla. Juan Antonio García Galindo, vicerrector de Proyección Social y Comunicación de la UMA y catedrático de Periodismo, ha presentado al primero de los ponentes y ha destacado su faceta como columnista y colaborador en el diario El País, su gran preocupación intelectual por el ámbito de la comunicación social y la publicación de más de una docena de libros. El politólogo ha comenzado su exposición bajo la premisa de que aunque aún no hay una perspectiva amplia para abordar el fenómeno que produce en la sociedad la pandemia de la Covid-19, sí se han acentuado dilemas que se pueden analizar. «Nunca nuestro planeta ha estado tan unido en torno a una misma problemática, pero al mismo tiempo nunca hemos estado tan apartados unos de otros debido al confinamiento», ha señalado Vallespín. Otra circunstancia que ha apuntado es que se ha tomado conciencia de aquello que es imprescindible producir por nosotros mismos y no delegarlo: «La presión por tener de forma urgente material sanitario, mascarillas… nos enfrentó ante el hecho de que estos productos no los producimos en espacios sobre los que ejercemos soberanía sino que tenemos que importarlos».

El segundo gran dilema que ha señalado es la libertad frente a la seguridad. Una situación que, según Vallespín, conecta con la crisis de la democracia liberal de que se habla desde 2015. En este sentido ha explicado que la pandemia ofrece la oportunidad para gobernar por decreto, anular los parlamentos, hay presupuestos extraordinarios que no están sujetos al control habitual… Y aquí se pregunta si algunos países aprovechan esta coyuntura para aumentar la corrupción o para controlar a la ciudadanía con la invasión de su privacidad a través de medidas de rastreo. El académico cree que este régimen de excepcionalidad puede dejar huella.

Otra cuestión que ha señalado es la formada por el binomio seguridad sanitaria-eficiencia económica. Ha expuesto que hay un choque de valores, que en la primera ola se privilegió la salud, pero que en este momento ya se conocen las consecuencias económicas y la decisión es trágica ya que siempre conllevará pérdidas. En este sentido también ha discernido sobre quién debe decidir, los científicos o los políticos: «El virus ha puesto el foco en la importancia del conocimiento experto, no se puede prescindir de una cierta tutela de la ciencia cuando se organizan los problemas políticos».

Por último, ha dejado sobre la mesa que aquellos países que tienen determinados rasgos gozan de un círculo virtuoso bueno para combatir la pandemia y otros problemas sociales y ha señalado a algunos de ellos: la existencia de liderazgo; la inversión constante en servicios públicos, la cooperación territorial y entre Gobierno y oposición y una ciudadanía cívica y responsable.